En Sitalá, Chiapas, la comunidad aprendió a gestionar el agua, de la mano de Cántaro Azul

Historia de éxito de la organización Cántaro Azul. Testimonio de Rosa Pérez López.

En la temporada de sequía, no hay dónde encontrar agua. Es muy difícil cuando se nos acaba el agua. Pero tenemos un almacenamiento, así es como nos ayuda a tener y tomar un poco de agua.

Es muy difícil cómo fueron pasando los tiempos, complicado para nosotros. Donde hay algunos pozos, ahí es donde llegamos a cargar el agua. Algunos están muy lejos. A veces encontramos agua, y a veces no.

Cuando el Ayuntamiento construyó el tanque de almacenamiento de agua, no quedó bien. Cuando llegó Cántaro Azul, ellos nos explicaron cómo podemos cuidar el agua. Ahora el agua está muy bien.

El agua viene y el tubo vienen de arriba, pero el agua se transporta con la manguera y hasta acá se vuelven a colocar. Los de Cántaro Azul lo realizaron. Cuando vinieron los trabajadores, tanto el patronato y los habitantes de la comunidad, compusieron los tubos, y pusieron un estanque.

En los pasados meses de marzo y abril solo nos abasteció un tubo. De los tubos que hay, solo nos ayudó uno, porque aquí se secó por completo.  Donde vienen las dos mangueras de arriba, no se secó; sigue permaneciendo el agua, así como ahora. La tapa es nueva, al igual que la válvula.

Vamos a cuidar el agua porque nosotros ya hemos quedado como responsables. Si no lo hacemos, ¿quién más viene a componer en dos, tres años? Si se acaba esta organización, no va a haber alguien más que venga a componerlo.

Nos pusimos de acuerdo los habitantes de la Comunidad Guadalupe Jaguala para tapar el ojo de agua y evitar que entren basuras. Ahora, aquí en la captación del agua está muy bien, ya no le entra basura. Por eso ahora el agua está limpia.

Cuando hay patronato de agua, es quien organiza. Junta a las personas para ver y hacer lo que se tiene que realizar. Desde hace mucho que no tenemos agua. Fue muy difícil para nosotros porque no tenemos dónde tomar el agua.

Cuando empezamos con los de Cántaro Azul, nos dio un sistema para desinfectar el agua que son de los pozos. El primer trabajo que empezamos a realizar fue sobre las mesitas. Primero nos enseñaron a desinfectar el agua que tomamos. Nos juntamos como mujeres para juntarla. Los hombres todavía tienen mucho trabajo después de esto. Siento que estamos creciendo y no nos estamos haciendo para abajo.

Cuando traigo el agua desde la llave, aún no está desinfectada. Cuando llega mi agua, lo almaceno en una cubeta para traerlo en la cocina. Luego, lo deposito en otra que tiene como un colador.

Todo lo que se puede preparar en la cocina gracias al agua. Si no encontráramos agua, nos morimos de sed, porque el agua siempre se necesita a donde quiera. Aunque lleves tu bola de pozol sin preparar, pero si no encuentras agua, no puedes hacer nada. Aunque quieras cocinar maíz o preparar alimentos, no logras hace nada sin el agua.

Cuando convocamos a reunión, las personas más o menos llegan,  como que van animando sus corazones, ¿por qué? Porque ya vieron este primer trabajo. Muchas gracias a Cántaro Azul, porque están viendo nuestras comunidades y no es para ustedes. Es una necesidad de nuestra comunidad.

Mujer limpiando agua
Cántaro Azul enseñó a las mujeres de la comunidad chiapaneca a filtrar el agua del río

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