He crecido al vincular a las mujeres de mi comunidad con la Fundación Luis Pasteur, dice Patricia.

“El voluntariado es una expresión básica de las relaciones humanas”, testimonio de Patricia Margarita Ramos Valencia.

Conoce la historia de éxito de Fundación Luis Pasteur

Recuerdo que un buen día, en una de las calles de mi querido Texcoco, vi una unidad médica móvil. Su apariencia y la dinámica que veía a su alrededor me generó confianza y me acerqué a preguntar qué tipo de estudios estaban realizando y de qué institución se trataba. La trabajadora social que estaba a cargo de la jornada de salud me informó que el estudio a realizar era un paquete ginecológico: papanicolau, colposcopia, vulvoscopia y prueba de Schiller; estudios para la detección y prevención del cáncer cervicouterino. Comentó que eran personal de la Fundación Luis Pasteur y que los estudios tenían una cuota de recuperación bastante accesible, de $150 pesos. ¡No podía creer que el costo de esos 4 estudios pudiera ser real y que estuvieran ahí para atender a las mujeres de mi comunidad!

Yo estaba pasando por un momento difícil en todos los ámbitos de mi vida, ya que no hacía mucho que mi matrimonio se había terminado. Con mi hija de la mano, emprendí un viaje en una aventura que no dio resultado y me encontraba en ese momento triste, frustrada y sin trabajo; así que el poder acceder a esos estudios a ese costo, para mí era maravilloso. Por la situación económica que tenía, eso significó una pequeña lucecita de fe. Pregunté si podía realizarme los estudios y me dijeron que aún tenían lugares disponibles. Corroboró la trabajadora social mi situación económica, la necesidad en salud y que estaba en condiciones físicas para la toma de los estudios, y procedí a realizar mi cuota de recuperación y me atendí.

Posteriormente, me registré para realizarme una mastografía. Para ese estudio me trasladaron a su clínica con un grupo de mujeres y cuando conocí las instalaciones de la Fundación, quedé gratamente sorprendida del trato tan profesional y amable con el que fuimos recibidas.

Ahí mismo en la Fundación, en algún lado vi un letrero en donde se nos invitaba a ser voluntarias. Ese mensaje entró por mis ojos y se fue directo a mi corazón, pregunté qué se requería para ser voluntaria y me dieron toda la información. Posteriormente, me visitó una trabajadora social hasta mi comunidad en Texcoco, me llevó un convenio, aclaró las dudas que tenía y así fue mi inicio por este hermoso camino del voluntariado. Ser Promotora voluntaria de la fundación Luis Pasteur me llena de profundo orgullo y agradecimiento, pues me ha llevado a vivir experiencias que me hacen recordar la misión por la cual estoy aquí y que, dentro de este mundo con tanta violencia, con tanto miedo, nos hemos olvidado de la importancia de ser por darle más importancia al hacer y al tener.

Grupo de voluntariado de la Fundación Luis Pasteur

Ser voluntaria en Fundación Luis Pasteur me ha permitido desarrollar mi ser al servir a los demás, siendo ese vínculo entre las mujeres de mi comunidad y la Fundación. Mi querida hija Ana Ximena ha comprendido al cien por ciento mi labor como voluntaria y me apoya en todo lo que puede; ella es mi motor, el centro de mi vida y mi mayor orgullo. Por ella y por mí realizo esta labor con mucho amor y entusiasmo, pues es además una forma de dar gracias por todos los regalos que la vida nos ha dado.

Afortunadamente la cultura de la prevención ha tenido eco en este grupo de mujeres de mi comunidad, las mujeres saben que pueden acudir a mí y a la Fundación para solicitar información sobre las jornadas y los estudios que año con año debemos hacernos. La frase “Al prevenir, salvamos vidas” ha sido muy importante dentro del grupo de mujeres que han confiado y se han realizado estos estudios preventivos con mucha satisfacción.

Importante comentar que el aprendizaje que he tenido como voluntaria es muy significativo.  Yo no imaginaba lo difícil que puede resultar para una mujer atreverse a realizar estos estudios, pues culturalmente no se nos ha enseñado a amarnos, y cuidar nuestra salud es la mejor expresión de amor propio que una persona pueda tener. Por ello, cuando una mujer vence sus miedos y pudores y se atreve a realizarse sus estudios ginecológicos, me llena de mucha satisfacción, pues el que ellas cuiden su salud significa que cuidan y aman a su familia y a ellas mismas.

Sin demeritar el papel del género masculino, en nuestra sociedad las mujeres son el eje de su familia; si una mujer enferma, enferma también la familia y esto repercute en el estado emocional, social, cultural y económico de los miembros de esta; por ello la importancia de crear consciencia de lo importante que es su papel dentro de la familia, la comunidad, el país y el mundo entero.

En alguna de las jornadas se acercó una señora que preguntó por los estudios que se estaban realizando. Le di la información y pensando en que habían faltado 2 personas -a las que por alguna razón no habían acudido- le ofrecí el lugar. Tras decirle el costo, ella checó en su bolsa y me dijo que iba a juntar dinero pues no le alcanzaba. Me comentó que ella trabajaba en fiestas infantiles como payasita y que no había tenido trabajo en esos días, que los gastos eran fuertes pues ella mantenía a su hija, a su papá ya mayor, a 5 gatitos y a 3 perritos que había rescatado de la calle en condiciones muy deplorables. Su testimonio me llegó a mi corazón y con apoyo de la trabajadora social se otorgó una exención de pago gracias a los donantes y aliados con los que cuenta la Fundación.

Este gesto de apoyo ella lo agradeció con lágrimas en los ojos. A partir de esa ocasión, cada año se realiza sus estudios juntando al cien por ciento la cantidad indicada y en sus presentaciones hace publicidad de la Fundación cuando sabe que tendremos jornada de salud. Esto es muy significativo para mí y por eso quise compartir de qué manera podemos impactar en la vida de las personas con estos actos de amor. Soy la voz de 110 voluntarias y de 3 voluntarios que cada vez que tenemos jornadas de salud salimos con el corazón y la bandera de la Fundación Luis Pasteur por delante, orgullosos de la labor que realizamos y del impacto que hemos ido logrando en las diferentes comunidades donde promovemos el apoyo que ofrece esta gran institución.

“Si caminas solo, irás más rápido. Si caminas acompañado, llegarás más lejos”.

Acerca de

La Misión de la Fundación Luis Pasteur es prevenir el cáncer cervicouterino y mamario, mediante la educación, el diagnóstico y tratamiento oportunos de alta calidad, especialmente en mujeres de bajos recursos.

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