“Mamá, por favor quita esa foto mía, porque ahí no soy yo”. Al igual que Karina, muchas mamás no conocen ni siquiera la palabra “transgénero”, lo que les dificulta apoyar a sus hijas o hijos en el proceso de descubrir su identidad. Conoce la historia de César y Karina.
La organización Musas de Metal y más en específico, sus talleres, han marcado un cambio gigante en mi vida en dos aspectos, la relación y apoyo que recibo de mi madre y el conocimiento y amor que tengo sobre mí mismo.
Esto por la transición que tuvimos mi madre y yo, ya que cuando le dije que era trans, mi madre, después de asimilarlo y digerirlo, reaccionó con completo amor y aceptación; dijo que me apoyaría en todo y que no estaría solo. A pesar de que fue (y es cierto), ni ella ni yo contábamos con las herramientas necesarias para cumplir esas palabras.
Por mi parte me sentía solo, a pesar de tener información y saber que contaba con el apoyo de mi familia y amistades más cercanas nunca me sentía completamente comprendido. Cuando hablaba sobre experiencias o puntos de vista intentaban compararlo con sus vivencias como personas cisgénero, pero eso no me ayudaba o hacía sentir mejor.
Entonces empecé a frustrarme y tener el deseo de conocer a más personas trans para aprender de ellas y tener un espacio en el que pudiera encontrarme en los pensamientos de otras personas. Ese deseo de encontrar un lugar donde yo no sea el diferente, donde no tuviera que explicar y justificar mis experiencias y sentimientos. Por suerte este lugar llegó cuando mi mamá me contó de ‘’Transcribiendo Vidas’’, un taller que impartía Pol a personas trans…¡como yo!, pensé.
Dicho y hecho, estar ahí me creaba un lugar seguro, un lugar lleno de personas donde dejé de ser un ‘’yo, solo’’ y empezó a ser un ‘’nosotres, juntes’’. Aprendí muchas cosas que me permitieron entenderme y amarme como nunca pensé que lo haría.
Por otro lado, mi madre que intentaba apoyarme le era muy difícil entenderme y no la culpo, realmente es un proceso difícil, ni yo mismo lo hacía por completo.
Estaba sola, ahora no podía preguntarle o contarle a cualquier persona porque o no lo entendía o pensaba que mi mamá estaba haciendo algo incorrecto. Por suerte, un día llegó a ella un link, el taller de ‘’Acompañamiento Trans’’ un lugar lleno de familiares de personas trans, donde mi mamá como yo, logramos encontrar ese apoyo y entender mejor todo lo que yo solicitaba en mi transición. Esto nos ayudó mucho a ambos y fortaleció por completo nuestra relación, esto nos hizo muy feliz.
Mi mamá y yo seguimos aprendiendo y recibiendo acompañamiento, ya que hasta la fecha seguimos comprendiendo mejor al otro y a nosotres mismes. Lo que pudo ser una historia de terror se transformó en una llena de aprendizajes, amor, tolerancia, empatía y acompañamiento.
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